Entrevista al Dr. Stefan Rincke[1], Universidad Libre de Berlín, Instituto de Estudios Latino-americanos[2], Berlín, Alemania
Lugar: Berlín, Alemania
Realizó: Dra. Sylvie Didou Aupetit (DIE-CINVESTAV, México)[3]
Fecha de publicación: 10 de marzo 2015
S.D.: ¿Podría Ud. hablarme de los programas de cooperación que la Universidad Libre de Berlín tiene con América Latina?
S.R.: La UFB y nuestro instituto han consolidado una cooperación histórica con varias instituciones en América Latina desde hace años, por ejemplo a través de la Cátedra Humboldt ubicada en el Colegio de México.
Recibimos aquí, desde tiempo atrás, a estudiantes de América Latina, principalmente en posgrado, así como a colegas académicos e investigadores que realizan estancias con nosotros; imparten conferencias y cursos o bien llevan a cabo proyectos de investigación.
Pero, quisiera por ahora abundar sobre una iniciativa particular porque está radicada aquí, en nuestra Universidad: se trata del primer programa piloto binacional Alemania-México de intercambio, con la participación del Colegio de México, de la UNAM y del CIESAS. También participa, por el lado alemán, la Cátedra de literatura latino-americana de Postdam. El programa está financiado por recursos provistos por partida doble, por Alemania (Universidad Libre de Berlín) y por México (CONACYT). Esta iniciativa es interesante porque propone un programa compacto de doctorado, en co-tutela. Los estudiantes alemanes van a México a tomar cursos y viceversa Pusimos además en marcha una escuela conjunta de verano, organizamos anualmente un evento grande y, continuamente, un intercambio de docentes.
Ofrecemos becas de doctorado (unas 18) y dos puestos de postdoctorado, por año, a estudiantes procedentes de toda América Latina. Entre 2009 y 2014, tuvimos unos 50 egresados de América Latina, en el entendido que tenemos generaciones cada tres años porque no somos más que siete profesores de tiempo completo en ciencias políticas, ciencias sociales, economía, asuntos culturales y antropología, con investigadores asistentes.
Fuimos evaluados el año pasado, en un proceso de balance intermedio de actividades y, con base en el reporte, obtuvimos que nuestro financiamiento fuera asegurado por 10 años. Entre los resultados que pudimos mostrar, están las publicaciones conjuntas entre investigadores alemanes y latino-americanos. Por ejemplo, ahora, uno de nuestros temas de interés es “Entre espacios” es decir un estudio de la globalización en una perspectiva latino-americana, con una dimensión histórica y contemporánea.
S.D: En forma más general, en Alemania, ¿cuáles son los centros que producen investigaciones sobre América Latina?
S.R.: En Alemania, hay muy pocas cátedras sobre América Latina y hay pocas instituciones del tipo nuestro centro. Fuera de Berlín, hay cátedras en Hanovre, Bremen, Colonia, Leipzig y Hamburgo, por ejemplo pero no todas son etiquetadas América Latina. Algunas son de historia y su titular se dedica, por elección propia, a América Latina. Lo mismo ocurre con algunas cátedras de Sociología o de ciencia política. La mayor parte de los estudios sobre América Latina se inscriben en el ámbito disciplinario de la Romanística, es decir de la gente que se ha especializado en literatura en lenguas francesas, italiana, española. Algunos de los trabajan sobre España también lo hacen sobre América Latina.
Para estudios latino-americanos especializados, están en Hamburgo el German Institute of Global and Areas Studies (GIGA) con un área sobre América Latina, dedicada a asuntos políticos en la región[4]. En Berlín mismo, está el Instituto Ibero-americano[5], de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano. Hay también estructuras en Frankfort: en Friburgo, está el Instituto de historia legal que se interesa en la de América Latina. Tengo también que hay un proyecto en Heidelberg.
En relación a la historia, es patente un interés de mis colegas en abrirse a la historia no europea y creo que ese interés es mayor en esta disciplina de lo que lo es, por ejemplo en la ciencia política.
S.D: ¿Cuáles son las principales contrapartes en América Latina de su centro, para la cooperación científica?
S.R: Los principales países con los que trabajamos aquí son México, Brasil y Argentina. Eso tiene mucho que ver con condiciones concretas, con la movilidad de los actores académicos que nos visitan y con las capacidades científicas instaladas en los países con los que cooperamos. Claro, también tiene que ver con los intereses de los investigadores alemanes pero, sí, es más fácil mantener cooperaciones duraderas con algunos países que con otros. Yo, en lo personal, intento diversificar lo más que puedo mis contactos a escala regional pero no tengo por ejemplo interacción con colegas en El Salvador, Paraguay y Venezuela.
A nivel del Instituto, no tenemos proyectos de colaboración formal con cada país de la región, pero en función de nuestras líneas de investigación, intentamos invitar colegas de muchas partes para hacer publicaciones conjuntas. Para ello, recurrimos también a programas externos para invitar a esos colegas, por ejemplo tenemos programas de fellows con el DAAD y con la Fundación Humboldt. Los invitamos en forma muy flexible (pueden venir desde una semana hasta dos años) con becas de investigación, sin obligación de dar clases. No tenemos ningún problema para tener una alta demanda, Berlín es una ciudad muy atractiva en Alemania para los extranjeros. También son muy dinámicos los centros de Colonia y Hamburgo.
S.D: ¿Cómo están las perspectivas de los estudios sobre América Latina en Alemania?
S.R: La situación es actualmente mucho más favorable de lo que era hace una década. Hemos sobrevivido a la gran crisis del 2004, hace justamente 10 años, cuando nos recortaron sueldos y apoyos. Hablaron inclusive de cerrar algunos institutos, por recortes presupuestales y sobrevivimos en parte gracias a una campaña internacional de solidaridad. Ahora, nuestro contexto es totalmente diferente, estamos creciendo y tenemos distintos proyectos, financiados sea a través de los fondos de la Unión Europea, sea a través de los apoyos brindados por las propias fundaciones alemanas. Por ejemplo, tenemos un proyecto muy grande, que se llama MISEAL (Medidas para la inclusión social y equidad en las Instituciones de Educación Superior en América Latina)[6]: tiene mucho éxito, ha permitido la producción de reportes y la organización de eventos académicos. Yo, en lo personal, no tengo proyectos con la Unión Europea, porque siempre he tenido éxito con las fundaciones alemanas.
S.D: ¿En qué dispositivos está sustentada la cooperación académica entre Alemania y América Latina?
S.R: Actualmente, soy presidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanistas europeos (AHILA)[7]. Esta asociación fue fundada en los 70, en plena Guerra Fría, y tenía como propósitos establecer un puente entre los países del Este y del Oeste que trabajasen sobre América Latina. Además de los alemanes del Este, había por ejemplo gente especialista en la región en Polonia que investigaban sobre América Latina. Esa asociación celebra cada tres años congresos internacionales. El último fue organizado en Berlín en 2014. La asociación es muy dinámica, agrupa alrededor de 700 investigadores latinoamericanos y 400 europeos. Está estructurada en torno a subgrupos de trabajo, por ejemplo sobre comercio transatlántico o historia global y América Latina.
También hay organismos con alcances internacionales que apoyan determinados programas de cooperación con América Latina. Por ejemplo, es el caso del DFG es un Consejo Nacional de Investigación que reúne a los propios universitarios. El DAAD también tiene un papel relevante para quienes trabajamos sobre América Latina en que apoya tanto viajes como proyectos de investigación. Asimismo, el DAAD provee becas a estudiantes y nos ayuda a reclutar los estudiantes más brillantes de América Latina. Por su parte, el Ministerio de educación e investigación así como dependencias ministeriales ofrecen ocasionalmente apoyos para programas bianuales en ciencias sociales y humanidades, aunque no son tan frecuentes.
Otro soporte interesante de cooperación es el del ProBRAL[8] entre la CAPES del Ministerio de Educación de Brasil y el DAAD. Tenemos un proyecto con la Universidad Católica de Rio Grande Do Sul. El fondo apoya la movilidad académica de docentes y estudiantes de posgrado y proyectos de indagación, por ejemplo uno vigente y bi-anual sobre circulación de saberes. Existen iniciativas similares por ejemplo en Colombia y en Argentina.
Finalmente, es de señalar que las Fundaciones en Alemania (como la Thyssen o la Volkswagen) financian programas específicos de su interés. Por ejemplo, con México, Volkswagen dio becas a alumnos de la generación pasada en determinadas áreas para que realicen estancias en Puebla donde hay una planta automotriz importante para el país y América Latina.
S.D.: ¿Alguna conclusión para cerrar esa entrevista?
S.R.: Es preciso señalar que la cooperación alemana con América Latina está especializada en torno a temas de interés reciproco, distintos según las contrapartes y sus condiciones nacionales: por ejemplo, en Chile, tenemos fuertes conexiones en astronomía, junto con colegas franceses y otros socios de la Unión Europea. Pero también tenemos líneas generales de interés en torno a investigaciones sobre cambio climático, nanotecnologías o agua, áreas en las que creemos que una cooperación bi o multilateral puede aportar mucho.
[1] El Dr. Stefan Rincke es profesor y especialista en historia de América Latina. En 2014-2015, es titular de una beca Einstein. http://www.lai.fu-berlin.de/es/homepages/rinke/
[2] http://www.lai.fu-berlin.de/es/
[3] La estancia en Berlín de Sylvie Didou fue financiada por el programa de Redes de CONACYT (proyecto RIMAC nº 243709)
[4] http://www.giga-hamburg.de/en/the-giga
[5] http://www.iai.spk-berlin.de/es/el-iai.html
[8] http://www.capes.gov.br/cooperacao-internacional/alemanha/probral